Pisado
XVIII EDICIÓN DE LA SORTIJA. GRAN FINAL: Martes 28, a las 21:30.
Aloysius, mi torpeza infinita me lleva a que no quiera ni siquiera bailar en pareja, por la facilidad con que las piso.
Sépase que lo siento con todo el alma y que sólo puedo ofrecerle que se pase por la taberna a compartir un blancogás conmigo y mi caballo Neurófago.
La palabra es rojo.
Acepto disculpas y trago, faltaría más
Pues ahí va otro, a ver si a la segunda...
Brasa
Habla y habla, blablablá. Afilo mi lápiz. Habla, habla sin parar, sin parar, sin parar. Afilo mi lápiz, afilo mi lápiz, afilo mi lápiz. Calla. La araña de un temblor camina por su boca, desciende a la barbilla. Un ojo mira fijo; el otro es un puzle de sangre.
Consecuente extremo
Se volvió vegetariano o vegano, o algo así. Por sus venas corre savia de clorofila. Cuando alguna hoja de la huerta está mustia o descolorida, se pincha, llena una jeringuilla con su preciosa sangre verde y la rocía convenientemente hasta que retoma el aspecto lustroso.
Impronta
Mamó hasta dejarle el pezón lustroso y el seno vacío. Conforme chupaba la leche, la mujer lo sentía como su propio hijo. Por eso lloró, cuando, ya gordo y sonrosado, los hombres de la tribu vinieron por el lechón.
Las pezuñas no pueden hollar el hormigón
Entre sus compañeros improvisados, el pequeño gorrino trotaba por la manga del matadero. Buscaba el olor de su madre, tenía fundados temores de que no la encontraría. Pronto acabarían sus sueños de tetas eternas e infinitas mamas.
Moda íntima
Enormes. Inmensas. Descomunales. Así eran las rebajas de aquellos grandes almacenes en cuanto a lencería. Especialmente en cuanto a bragas y sujetadores.
Polución nocturna
Tal vez fuera un sueño, pero me reconocí entre un par de pechos de mujer, enormes, tiernos, orondos, cautivado con deleite de lactante, ebrio de humores y texturas, libre sobre un paraíso elástico y opíparo, hasta que fuimos sometidos por aquella suerte de azafates.
AZAFATA
"Son la imagen de la compañía. Han de sonreír siempre"
Olga recordaba esas palabras mientras servía bebidas con un azafate de falsa plata.
Sonrió al pensar:
"Pues hoy a la compañía ha dejado a su hijo malo, el coche no le ha arrancado y le ha bajado la regla"
Como no me quedó muy claro si la última palabra era azafate o azafata he usado ambas.
La última palabra es regla.
Normas
La primera regla del Club de la Lucha es: Nadie habla sobre el Club de la Lucha.
La segund… maldita sea.
Atenuante
Sea, pues, Sr. Juez: reconozco que las plumas halladas en mi cocina son de gallina, que la cresta es de gallina, que el pico es de gallina… Pero yo la robé pensando que era un gallo. No me puede condenar por eso, todo el mundo tiene errores.
Errores en Krypton
—¿No sería conveniente dejárselo por escrito?
—Pero mujer, si son solo unos calzoncillos, un pijama y un mantel…
Opípara comida
Comemos el primer plato, atacamos el segundo, engullimos el postre con ademanes de disgusto.
Morimos.
Hermanos
Cuando se apagó tu sonrisa patrocinada por el ratón Perez, todos morimos. Lo peor de la muerte, es hacer como que estamos vivos, como que estás en tu cuarto castigado y nada más. Sin llorar y sin reír nunca para que papá y mamá no se acuerden de ti.
Pisado
Tú, mosca
Te atrapé. Mi interlocutor aguarda en vano, no hablaré. Solo ladeo la cabeza y te oigo zumbar en el hueco de mi boca.
Prueba de amor
Tomó de ti lo que quería y se marchó, dejándote hueca y lastimada. Ahora te quedó un gran vacío al lado del bazo, justo donde debería estar el riñón izquierdo que le donaste.
Loli
Apestaba a colonia barata, tenía cuatro pelos mal peinados y le faltaban varios dientes. Llevaba en la piel el inconfundible tatuaje del frío. Pero nunca faltaba al voluntariado, porque ella sabía mejor que nadie lo importante que pueden ser un café y una charla cuando duermes en la calle.
CALLE SANTIAGO EL VERDE
La calle sube y sube, como si quisiera adoquinar el cielo. Estrecha y sucia, promete sudor, trabajo y nada más.
El barrendero suspira e inicia la tarea. Y arranca a cantar.
- ¡Olé!- jalea un balcón.
La calle cede, baja a tierra y se deja asear.
Otro cliente, otro paseo de la cama al baño
Y ya iban diez hoy. Buena promoción: buen negocio.
Bastaba con estar al día de fútbol y política.
Pero, mientras se pasaba la toalla por su intimidad, se sentía el bidé de la sociedad.
Socios caninos
Pekinés llegó tarde de nuevo. Doberman, la secretaria, gruñó molesta.
–Los jefes están que ladran y tú llegas tarde otra vez.
–Perdón, es que no me llegaban las patitas al botón del sexto piso.
–Pues como no crezcas vas a perder tu empleo en Boxer & Bulldog Detectives.
MANOS ROJAS
Alguien había matado a Abel. Decidido a castigar al culpable, Adán le encargó a su primogénito Caín el caso.
- No descansaré hasta encontrar a quién lo hizo, padre –le dijo antes de marcharse al desierto.
Aún está esperando a que vuelva a casa.
Estrategias mercantiles
La gente ha dejado de creer en los efectos milagrosos de las cremas protectoras y aprovecha las caducadas. Las industrias farmacéuticas, para darle salida al gran stock, organizan excursiones al desierto a bajo precio. En pocos días, se agotan los billetes. Y las pomadas, con el precio triplicado.
Cirugía
Tras muchas y dolorosas operaciones conseguí que me extirparan el tercer ojo que me había brotado en la nuca.
Ahora rezo para que los bultos que parpadean en mi pecho sean también operables.
Desconexión
Asumió de forma cruda que el peso de aquella drástica decisión recaía únicamente sobre su conciencia. Recordó, entre lágrimas, la noche en que hicieron el amor intercambiándose mil promesas. Pero estaba decidida a interrumpir el soporte vital del único vínculo que ahora compartían, en la clínica de planificación familiar.
Uish, se ha duplicado. La palabra es familiar.
Padre
Al mirar desde la puerta lo creyó dormido. Su cuerpecito menudo en una postura extraña, la cara contra la almohada. Se acercó con la confianza que da el hábito y, horrorizado, halló la muerte. Le atravesaron aquellos ojos secos, apagados, y la afilada hoja que el pequeño sostenía.
Sostenella y no enmendalla
No se retractó ni un ápice hasta que empezaron a amenazarle con aplicarle alguna suerte de tortura. Entonces dudó, pero su naturaleza empírica le condujo a probar nuevas experiencias.
Jaque a la reina
El ajedrezado suelo de la cocina sirve de soporte para la partida mortal.
El alcohol en el rey rompe las reglas y los huesos.
Ella sólo quería proteger a sus pequeños peones; yace en el tablero negro, blanco y, ahora, rojo.
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En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...
https://historiasmalditas.wordpress.com/